miércoles, 2 de enero de 2013

DICHOSAS PROTEÍNAS




La falta de proteínas en la alimentación diaria es una de las causas más importantes de enfermedad, envejecimiento y malnutrición.
Las proteínas están compuestas por aminoácidos, y es de esta manera que pasan a la sangre a través de la digestión, y llegan a las células. Cada aminoácido tiene una función específica y vital para el organismo.

Si no consumimos las proteínas adecuadas y suficientes en la dieta, a corto plazo, se producen deterioros en el organismo. Y como no existen depósitos de reserva en nuestro cuerpo, debemos tener en cuenta la importancia de su aporte diario y fraccionado a lo largo de las distintas comidas del día.

Pero…¿qué pasa si consumimos más proteínas de las recomendadas?

El exceso de proteínas nos puede llevar a sufrir:
           
  •  Enfermedades cardiovasculares. Las proteínas, sobre todo las animales, suelen ir acompañadas de grasas saturadas las cuales en exceso aumentarán nuestro colesterol.
  • Obesidad. Ese aporte de grasa y calorías puede favorecer la obesidad.
  • Sobrecarga del organismo, especialmente del hígado y los riñones, para poder eliminar las sustancias de deshecho como son el amoniaco, la urea o el ácido úrico.
  • Cálculos de riñón. Por acumulación de sodio.
  • Cansancio y cefaleas. El exceso de amoniaco puede provocar cansancio, cefaleas y nauseas.
  • Dificultad en la absorción del calcio. Un exceso de proteínas puede ocasionar un exceso de fósforo lo cual puede hacer disminuir la absorción de calcio. Podría ser una explicación a por qué hoy en día a pesar de tomar más leche y alimentos enriquecidos con calcio la gente continua sufriendo de problemas de  descalcificación.
Y si este exceso además no va acompañado del consumo abundante de frutas y verduras provoca un Ph en nuestro organismo demasiado ácido y ello favorece la desmineralización, ya que el cuerpo intenta compensar aportando reservas alcalinas o básicas (calcio, magnesio potasio).

¿Cómo puedo saber cuántas proteínas debo consumir ?

Las recomendaciones de la OMS, hablan de 1gr de proteínas por kg de peso; es decir, si pesas 60 kg, debes consumir 60 gr.

¿Pero qué alimentos debo comer al día para ingerir las proteínas adecuadas?

Lo que se traduce en dos raciones de legumbre, arroz, pescado o carne al día, si nos referimos a personas con un peso medio de entre 60-80 kg. repartidos en varias tomas.
Con este aporte nos aseguramos las recomendaciones diarias, pudiendo además introducir algún lácteo.

En cualquier caso, para asegurar una buen aporte en la calidad y cantidad de proteínas en la dieta, el mejor consejo es tener una dieta lo más variada posible, y mezclando los alimentos, ya que las proteínas de unos, se mezclan con las de otros, produciendo cadenas de aminoácidos que se aprovechan mejor por el organismo; como es el caso de las legumbre y los cereales, que al comerse juntos en la misma comida se obtienen todos los aminoácidos esenciales para el organismo. Cómo ya sabían nuestras abuelas cuando preparaban las famosas lentejas con arroz, los buñuelos con garbanzos, etc…
Lo ideal es equilibrar el aporte de proteínas entre alimentos de origen animal y de origen animal.

¿Qué pasa si no consumo las proteínas necesarias?

No comer las proteínas necesarias o incluso estar muchas horas seguidas sin consumirlas provoca un deterioro y envejecimiento físico e intelectual, se pierde músculo, y el cerebro no funciona bien, produciendo falta de memoria, de concentración,…

Pero, ¿hacer una dieta solo de proteínas adelgaza?

Efectivamente adelgaza porque fuerza al organismo a consumir sus reservas energéticas a través de la cetogénesis.

Explico: la dieta de proteínas consiste en consumir básicamente proteínas de alto valor biológico; esto es básicamente proteínas de origen animal, y reducir – suprimir las grasas y los Hidratos de carbono de la dieta.

Si suprimimos estos nutrientes, al organismo no le queda más remedio que realizar otra ruta alternativa generadora de energía que se llama beta-oxidación que obtiene energía a través de las grasas acumuladas en el organismo. Esta beta-oxidación produce unos residuos llamados cuerpos cetónicos, que producen el estado de cetosis y que entre otras consecuencias, reducen la sensación de hambre.
Con estos dos efectos conseguimos una rápida pérdida de peso…..pero ¿A QUÉ PRECIO?

¿Por qué es peligrosa?

En primer lugar tenemos que entender que ninguna dieta que suprima cualquiera de los tres nutrientes (Hidratos de carbono, grasas o proteínas), es equilibrada y/o saludable.

Parte del peso que se pierde no es realmente grasa, ya que el organismo al no obtener energía a través de los Hidratos de carbono, destruye parte de la masa corporal relentizando así nuestro metabolismo basal (las calorías que quemamos al día en reposo), que al acabar la dieta estará muy bajo. Lo que contribuirá a que aumentemos el peso una vez que dejemos la dieta.
Por otro lado, la cetogénesis de la que hablábamos antes, se interrumpe inmediatamente cuando introducimos algo de Hidratos de carbono, y la pérdida de grasa se paraliza; siendo una dieta muy monótona y difícil de cumplir.

Esta situación de cetosis, desencadenará en nuestro cuerpo cambios fisiológicos que se traducen en malestar, desgana, nauseas, mareos… Este cambio hace que los fluidos corporales se vuelvan más ácidos, algo que puede producir alteraciones nerviosas y fallos en la capacidad contráctil de las fibras cardiacas.
Esta bajada del PH de los fluidos corporales darán a nuestro cuerpo vía libre para ser más proclive a padecer enfermedades crónicas. Pero no solo esto, sino que el organismo no aprovechará bien los nutrientes que ingerimos, ya que se centrará en la búsqueda de glucosa que no encontrará en los alimentos. Esto nos dará fuertes carencias de nutrientes necesarios.
La falta de fibra en este tipo de dietas producirá estreñimiento evitando eliminar las sustancias de deshecho propias del organismo y las producidas por realizar esta dieta. Junto a esto hay que tener en cuenta que la mayoría de los alimentos de origen animal contienen altas cantidades de grasas, que hará que nuestros niveles de colesterol, ácido úrico y triglicéridos aumente considerablemente, poniendo en riesgo nuestra salud.
Bajo ningún concepto deberíamos seguir esta dieta sin supervisión médica, aunque en mi opinión no es nada aconsejable, ya que sus efectos son superficiales, prejudiciales y sólo a corto plazo, volviendo a recuperar el peso perdido enseguida con la consecuente reducción del metabolismo, que hará que más difícil la pérdida de peso en un futuro.
Por tanto es una dieta muy monótona, costosa (porque se basa sobre todo en alimentos de origen animal), y peligrosa.
 

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