miércoles, 13 de marzo de 2013

LA CRISIS NOS HACE ENGORDAR:

Las malas noticias sobre la situación económica nos afecta directamente a nuestros hábitos alimentarios.
La gente sale menos a restaurantes y bares pero consumen alimentos más baratos y calóricos en casa. Se hace menos ejercicio, entre otras razones porque la gente no puede pagarse los gimnasios y según el artículo del El Pais “La crisis nos engorda”,  unas rentas más bajas reducen la actividad física y un mayor desempleo reduce tanto la actividad laboral como la física durante los periodos de ocio.

Un estudio realizado por la empresa de nutrición Herbalife, demuestra que un 25% de la población ha engordado desde el inicio de la crisis, y el 16% afirma como causa directa, la crisis económica; entre otras razones porque consumimos más alimentos para sentirnos más satisfechos por más tiempo. 

Así lo indica un artículo publicado en el Psychological Science por un grupo de investigadores de la Universidad de Miami, según los cuales, la crisis estimula nuestro instinto de supervivencia, lo que nos impulsa a comer un 40% más que antes.

martes, 12 de marzo de 2013

EFECTO REBOTE O EFECTO YO-YO:



El efecto rebote o efecto yo-yo es la pérdida rápida, y sucesiva recuperación del peso corporal, debido a la realización de dietas excesivamente hipocalóricas.

Se produce porque cuando una persona comienza una dieta, ingiere, evidentemente, menos calorías que antes de comenzar la dieta.
Esto hace que el organismo comience un mecanismo de defensa como consecuencia de la reducción de la ingesta. Evidentemente él no sabe que nos hemos puesto a dieta, él, lo que entiende es que le estamos dando menos de comer, lo que se en traduce con menos alimento, más almacén, lo primero.
Y segundo en, menos ingesta, menos gasto.
Así que se dedica a bajar las calorías que gasta al día para no quedarse sin energía.

¿Cómo? ¿No te pasa que cuando empiezas una dieta de adelgazamiento, a los 2 ó 3 días (si es invierno), empiezas a notar mucho frío a todas horas, y no consigues entrar en calor por mucha ropa que te pongas?, esto se debe a que el organismo, como mecanismo de defensa, reduce nuestra temperatura corporal, y de esta manera, quema menos.
Otra forma, por ejemplo, con la que combate esta reducción de la ingesta es haciendo que reduzcamos nuestra actividad, por esto cuando empezamos una dieta nos sentimos cansados o decaídos. Lo hace para que de esta forma nos movamos menos y gastemos menos.

De esta manera caemos en un círculo vicioso en el que nosotros reducimos la ingesta para adelgazar y el organismo reduce el gasto, hasta equipararse a las calorías que comemos. Nosotros volvemos a reducir la ingesta para seguir adelgazando, y el organismo vuelve a reducir el gasto….y así sucesivamente. Hasta que llega un momento que ya no podemos comer menos de lo que estamos comiendo, y sin embargo no adelgazamos.

Al final, la persona se desanima, y deja la dieta, muchas veces con una carga de ansiedad añadida por no poder comer. Vuelve a los excesos pero esta vez de una manera más descontrolada. Consiguiendo así engordar rápidamente lo que ha perdido e incluso más, porque ahora el organismo quema muchas menos calorías de las que quemaba antes de empezar la dieta.


Hay tanta gente hoy en día abusando de este tipo de dietas que la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN) ha prevenido recientemente contra las llamadas dietas "milagro". Esta denominación se aplica a infinidad de dietas que tienen en común dos cosas: no estar basadas en criterios científicos y buscar un adelgazamiento notable en poco tiempo. Y, en ocasiones, prometiendo además hacerlo sin esfuerzo.
El motivo de esta actividad divulgadora es la constatación, por parte de la AEDN, de que en torno al 80 % de las personas obesas que quieren adelgazar utiliza alguna de estas dietas. Pero los resultados a medio plazo son siempre desalentadores.

Lo ideal es perder los kilos que te sobran de forma lenta y continuada, y por supuesto sin restringir ningún grupo de alimentos, porque necesitamos comer de todo para estar saludables.

Las dietas que prometen perder peso en poco tiempo pasan factura. Estas dietas son desequilibradas, por lo que reduces peso a expensas del agua, minerales, glucógeno o proteínas, pero no pierdes grasa. En las dietas milagro, tampoco corriges los malos hábitos de alimentación ni aprendes a comer bien. En cambio, una dieta adecuada te aporta todos los nutrientes pero menos calorías de las que consumes, de forma que tu cuerpo “quema” tus reservas de grasa, que es justo lo que te sobra.

No es necesario estar siempre a dieta para mantener el peso, lo importante es no abandonar esos hábitos dietéticos saludables que han contribuido a regular tu peso.

Esto se logra tomando conciencia de los alimentos que comemos y bebemos. No es una tarea sencilla, pero al lograrlo no sólo te estarás asegurando evitar el efecto yo yo, sino también mejorarás tu calidad de vida.

Los hábitos saludables que no debemos abandonar son:


  • 5 comidas al día: Comer menos veces o suprimir comidas durante el día no es la clave para adelgazar. Debemos aprender a comer menos cantidad, pero más veces al día.
  •  No saltees el desayuno. Este es la comida principal del día. Es el que te brinda las fuerzas para encarar tu día de actividades. Evita la mantequilla, margarina y alimentos con alto contenido en grasa. Un buen desayuno debe incluir cereales y frutas. 
  • Si te pasas, compensa. Esto no quiere decir que no te puedas permitir un capricho de vez en cuando.Por ejemplo, si tomas una carne grasa o fritos acompáñalo de vegetales como la berenjena, o de papaya o piña de postre. Y aunque no compenses el alimento graso, sencillamente volviendo a tus hábitos correctos no engordarás.
  •  Debes respetar las porciones. Utiliza platos pequeños, excepto para las ensaladas que pueden ser porciones más abundantes. No te sirvas 2 veces la misma porción. 
  • No te acuestes inmediatamente después de comer o cenar. 
  •  Si vas al mercado, asegúrate de no tener hambre. Esto hace que te tientes con lo primero que encuentras. 
  • Incorpora frutas y verduras a tus comidas diarias. Consume por lo menos 5 porciones de frutas y verduras al día. Estas aportan antioxidantes naturales, agua, saciedad y pocas calorías. Al consumirlas no le agregues salsas, ni cremas. Consúmelas preferentemente crudas y frescas. 
  • Consume carnes en forma moderada, prefiere la carne de pescado de mar, pollo sin piel y carnes rojas sin grasa visible. 
  • Consume lácteos descremados. Cómelos en el desayuno, merienda y/o colaciones, suelen ser muy buenos aliados a la hora de brindar saciedad con pocas calorías. 
  • Consume cereales, 3 o 4 porciones diarias, son necesarias para que puedas obtener todas las energías para realizar tus actividades cotidianas. Elige los cereales integrales, aquellos que tienen un alto porcentaje de fibra, la cual te brinda saciedad y ayuda a depurar tu organismo de residuos que no necesita. Avena, salvado,semillas de linaza, chía, sésamo, girasol, arroz integral, pastas integrales, barras de cereal dietéticas, etc, son una muy buena opción. su fibra proporciona una sensación de saciedad y evita el picoteo entre horas. 
  • Evita las harinas blancas y sus derivados (amasados de pastelería, galletas en general, bollos, tortas, etc.) 
  • Dentro de lo dulces elige los dietéticos. Sólo para consumir en el desayuno y/o merienda. 
  • La mejor bebida es el agua, esta no sólo brinda saciedad, sino también depura el cuerpo. Si no te apetece el agua, opta por zumos naturales sin azúcar, concentrados sin azúcar, refrescos dietéticos. Si sueles tomar vino, que sea tinto y no más de 2 copas por día. Evita la cerveza o cualquier otra bebida con alcohol. 
  • No abuses con la sal. Si se consume en exceso te puede ocasionar hipertensión y/o retención de líquidos. 
  • Es necesario hacer ejercicio físico en forma rutinaria, aunque sólo sea caminar por 40 minutos por día.
Son unos sencillos consejos que no cuesta nada poner en práctica, y que te aseguran una buena calidad de vida.


Y ya tan sólo una última reflexión:.
Es curioso que dediquemos tanto tiempo y energía a planificar otras muchas cosas en nuestra vida y que algo tan importante como es nuestra alimentación, que influye directamente en nuestra salud y modo de vida, no le dediquemos tanta atención.
Os puedo asegurar que si planificamos nuestras comidas como si planificáramos nuestra agenda personal, conseguiríamos mantener un peso saludable y una salud óptima para el resto de nuestra vida.