Las malas noticias sobre la situación económica nos afecta
directamente a nuestros hábitos alimentarios.
La gente sale menos a restaurantes y bares pero consumen
alimentos más baratos y calóricos en casa. Se hace menos ejercicio, entre otras
razones porque la gente no puede pagarse los gimnasios y según el artículo del
El Pais “La crisis nos engorda”, unas
rentas más bajas reducen la actividad física y un mayor desempleo reduce tanto
la actividad laboral como la física durante los periodos de ocio.
Un estudio realizado por la empresa de nutrición Herbalife, demuestra
que un 25% de la población ha engordado desde el inicio de la crisis, y el 16%
afirma como causa directa, la crisis económica; entre otras razones porque
consumimos más alimentos para sentirnos más satisfechos por más tiempo.
Así lo
indica un artículo publicado en el Psychological Science por un grupo de
investigadores de la Universidad de Miami, según los cuales, la crisis estimula
nuestro instinto de supervivencia, lo que nos impulsa a comer un 40% más que
antes.
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